25 nov 2009

LA ALDEA

por Lobo Collinao


Estoy a una cuadra del acceso norte de Franklin, le dijo al taxista que aquì esta bien, que me gusta el nombre Arauco, que me da la impresiòn de llegar del Sur. Es una mañana de Sabado, caña y problemas conyugales, la calle se ve desierta, solò ay un viejo de la Muni barriendo las hojas de las cunetas, le pregunto donde se puede beber algo de Chela y sonrìe como reconociendo la especìe, me da las cordenadas exactas y lo premio con quina, estoy caminando por donde pasaron cientos de matarìfes con sus aceros escarlatas oliendo a muerte, a cada paso veo coàgulos de sangre rosiados con orìn de perros, pienso en Renè- Guy Cadou porque es tanta la dicha de tanta soledad y en Sergei Esenin Soy el ùltimo poeta de la aldea.......
Yo no nacì en esta Aldea pero me gusta saber que hay un traje a mi medida puesto en un maniquì caucàsico en la vitrina de un Turko. Creo a ver visto un sombrero y debajo de él a mi abuelo caminando con la ajilidad de los cargadores del matadero, -¿que monos puede pintar aqui un Vegano?- que se largen, de seguro encontraran un "paraìso de hortalizas". pero jamàs una aldea como la que voy deborando o mejor dicho la que me va secando la carganta, porque de màs esta decirlo aquì todos los aldeanos tienen cara de bebedores y no precisamente agua, aqui el agua solo se toma en los caldos de pata o se rega en la cabeza para despuès peinarla con peine de hueso a lo languetazo e vaca.
Busco la cantina e imagino que en ella me esperan Stella Diaz Varin, Rosamel del Valle, Boris Calderon y Jorge Teillier que me saludan como a un viejo amigo que solo quiere beber y escuchar mentiras en la mesa de las animas. Pero en dias como estè me gusta comulgar con alcohòlicos, delincuentes y señoritas que fuman, sentir que lo ùnico que importa es quien pedira la proxima ronda de pipeño en el mesòn de los perdedores y mirar como las mujeres se vuelven princesas y yo èl màs Bacán en el espejo trizado del water.
Sigo creyendo que me voy a encontrar una mujer como Sera ( Adios a las Vegas) de quien recibire lo incondicional del amor en monedas que van a parar en un Wurlitzer de canciones cebolla. Pero no entro solò a esta aldea llevo conmigo mi arma màs letal un Bic negro que enterrarè sin las màs mìnima piedad a quien ose sarparse. tambièn llevo mi escudo que en esta ocasiòn es un libro del Piamontes Cesare Pavese :
Los borrachos no saben hablar a las mujeres
el borracho quisiera una mujer borracha
los faroles le duran toda la noche.
Con estos versos irrumpo a la Fuente de Soda "El Rinconcito" (Franklin 923)lo ùnico que logro ver son todos estos aldeanos que parecen salidos de las pàginas de la crònica roja. Todos aquì somos los solitarios de Siempre .





1 comentario:

Húayat dijo...

Que bueno es encontrar un texto de mi amigo Lobo y me es muy grato, será que somos de la misma especie.
Salud-os desde mi reverberado existir.